miércoles, 14 de abril de 2010

RECUERDAN HAZANA DE LOS PALMEROS


miércoles 14 de abril de 2010 -
Combatientes son recordados con exhortaciones"Madre, déjame luchar; aquí hay mucha gente pasando trabajo". Doña Manuela, madre de Amaury Germán Aristy, recuerda orgullosa la respuesta de su hijo cuando lo instaba a abandonar las ideas por las que murió junto a 3 compañeros, en una batalla desigual.Después de 36 años del día en que más de diez mil policías y militares enfrentaron a tiros, bombas y granadas a Germán Aristy, Ulises Cerón Blanco, Virgilio Perdomo Pérez y Bienvenido Leal Prandy (La Chuta), esta mujer narra la historia del hijo consagrado a los movimientos populares y acusado de bandolero por el gobierno del fenecido Joaquín Balaguer."Cuando yo lo aconsejaba para que dejara la lucha me decía que lo sentía por mí, porque yo iba a sufrir mucho. Que él no iba a dejar la lucha, porque este país era digno de mejor suerte", cuenta doña Manuela. Apunta que Amaury nunca fue un delincuente, como intentó propagar Balaguer, para justificar la masacre acontecida en una cueva situada en el kilómetro 14 de la autopista Las Américas.Doña Manuela, oriunda de Las Yayas, provincia Azua, asume una postura erguida para añadir que Amaury Germán Aristy fue un pensador desde que tenía trece años, y que tampoco fue dirigente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), como también le atribuyó el régimen balaguerista. "Yo le decía: ‘y de dónde es que este comunista se encuentra tantas cosas'.Y él me respondía con firmeza: ‘yo quisiera, un día, llegar a hacer un buen comunista", relata doña Manuela.Un asomo de lágrimas quiso interrumpir su relato, pero las remembranzas del hijo que con 25 años murió porque soñaba con un país más justo, sirvieron de bálsamo para reponerse y continuar hablando de Amaury, que espera sea recordado con respeto y como paradigma de dignidad y entrega por los demás."El mejor tributo que se le puede rendir a Amaury es seguir su ejemplo de honestidad, de trabajo y de lucha, para que todos los dominicanos viviéramos mejor. El siempre me decía: ‘mamá, aquí hay recursos suficientes para que todos vivamos mejor", puntualiza doña Manuela.La matanza. Amaury, Virgilio, Bienvenido y Ulises fueron cercados un 11 de enero del 1972. Las tropas policiales y militares que protagonizaron un combate desigual con el grupo que se hizo llamar Los Palmeros, eran comandados por el jefe de la Policía para la fecha, Neit Nivar Seijas, y el secretario de las Fuerzas Armadas, Ramón Emilio Jiménez (hijo).Atacados con tanques MX 60, helicópteros y aviones de guerra, ametralladoras y fusiles, los primeros en caer fueron Bienvenido (La Chuta) y Ulises. Luego, las fuerzas, personalmente dirigidas por Nivar Seijas y Jiménez, exterminaron, a tiros y bombazos de distintas direcciones, a Amaury y Virgilio.Inmovilizados por un cerco militar en las proximidades de la cueva donde el Gobierno llegó a pensar que eran más de cuatro los que desde allí le daban batalla, la angustia de las madres de los "camaradas" se evidenciaba cuando pedían en vano el cese de los disparos y detonaciones, que tenían un objetivo definido con antelación: matar.Atrapados por circunstancias políticasSagrada Bujosa Mieses, esposa de Amaury, considera que a Los Palmeros no le dejaron otro camino. Dice que no eran guerrilleros con opciones aventureras ni pretendían pasar a la gloria combatiendo a comandos con armas de todo calibre."Ellos se vieron atrapados por circunstancias políticas e históricas que no les dejaron otra alternativa. Creo que fue su manera de construir valores y de hacer poesías", apunta Bujosa Mieses, compañera sentimental de Amaury y con quien procreó una hija que nombraron Amarilys.En la mañana de ayer, decenas de personas habilitaron una carpa en las cercanías del lugar donde el 12 de enero del 1972 cayeron los combatientes, para rendirle honor a su hazaña de enfrentar por sus ideales a los militares y policías que lo atrincheraron por aire y tierra, por orden expresa del presidente Joaquín Balaguer y colaboradores de la época.El acto sirvió de motivo para reconocer la labor del ex dirigente de izquierda y actual titular de la Dirección General de Aduanas, Miguel Cocco Guerrero.También para que las autoridades del Ayuntamiento del municipio Santo Este entregaran un cheque de tres millones de pesos, que serán invertidos en la construcción del monumento a los mártires del 12 de enero.Secuencia del suceso en las AméricasLa noche del 11 de enero del 1972 el movimiento revolucionario se enteró de que un gran contingente militar se dirigía con fines marcados hacia la zona oriental de la capital.Bujosa Mieses cuenta que fue la primera en enterarse de los planes de Balaguer, de matar a los cuatro hombres que enfrentaron sin temores los sucesos de su régimen.Recuerda que cuando recibe la noticia, de boca de un compañero cercano al grupo caído, se hallaba en una casa que tenían en La Caleta, sector perteneciente al municipio Boca Chica.Narra que cuando sale para la residencia donde solían pernoctar Amaury y sus compañeros, próximo a la cueva donde los mataron, ya el cerco militar y policial era una realidad.Las horas posteriores al combate fueron empleadas por parientes, connotadas figuras del ámbito nacional y delegaciones estudiantiles en negociar la entrega pacífica de los combatientes.De nada sirvieron los trámites para evitar que el Gobierno consumara sus propósitos, lo que reforzó la tesis de que la intención real era acabar con el grupo que, después de la muerte de Ulises y Bienvenido, peleó por más de 18 horas seguidas y provocó una baja de ocho policías de distintos rangos.Manuela Aristy"La juventud tiene que pensar en esos hombres""Yo me puedo ir mañana, pero la juventud tiene que pensar siempre que esos hombres que derramaron su sangre lo hicieron por lo mejor para este país. Amaury no llegó a la capital de paracaídas, como creen muchos. Ni fue bandolero ni fue ‘tíguere'. Fue un pensador desde la edad de trece años".Sagrada Bujosa M."Tuvieron que buscar un avión de Puerto Rico""Tuvieron que buscar un avión a Puerto Rico con rayos láser para localizar la cueva. Mientras, yo trataba de localizar la comisión (mediadora), que solicitó una cita con Balaguer, con el propósito de ver si se paraba el fuego.Balaguer nos dio la cita a las 6:00 de tarde, dando tiempo a que lo exterminaran".

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